Así, la prevención no iría enfocada a identificar a aquellas personas en riesgo ni conocer los grupos y su cultura, ya que muchas veces se puede chocar y estereotipar que pertenecer a un grupo es ya delito. Entonces el tratamiento pasaría en dar a los padres las claves para que puedan sobrellevar la adolescencia de su hijo, porque muchas veces el desarraigo se produce debido a la poca preocupación, no saber con quién queda, pocas advertencias, y es ahí donde deben de actuar como protectores.